J. J. ZarranzNeurosciences and History 2015;3(3):107-115
Descripción
Tipo de artículo: ORIGINAL
AUTORES
J.J. Zarranz
Servicio de Neurología, Hospital Universitario de Cruces, Servicio Vasco de Salud-Osakidetza, Baracaldo; Departamento de Neurociencias, Facultad de Medicina, UPV/EHU, España.
RESUMEN
Bourneville ha pasado a la historia por haber descrito, con datos clínicos y patológicos, el primer caso de la enfermedad que lleva su nombre: la esclerosis tuberosa. Bien está que su gran labor como neurólogo y neuropatólogo especialmente dedicado a la idiocia y a la epilepsia haya tenido ese premio.
Pero es injusto que se haya olvidado su inmensa labor política y social. A Bourneville le tocó vivir tiempos convulsos en Francia con las guerras franco-prusiana y de la Commune. El declive del imperio y el nacimiento de la Tercera República Francesa dieron oportunidad a los jóvenes progresistas, muchos de ellos médicos, a entrar en política. Bourneville, desde posiciones de extrema izquierda, se empeñó en una larga serie de reformas en la docencia y práctica de la medicina y de la enfermería, así como en la higiene y la salud públicas. Su actividad periodística y de editor fue enorme y continuada en el tiempo y también le sirvió de palanca para impulsar sus ideas tanto en el campo médico como en el político.
Su empeño más personal fue la transformación de la situación horrible de los niños asilados en Bicêtre en un servicio con un modelo médico-pedagógico único y pionero en el mundo. Esa misma idea tuvo continuidad en la Fundación Vallée para niñas. Toda esa extraordinaria labor fue injustamente abandonada a su muerte y ha tardado décadas en recuperarse.
PALABRAS CLAVE
Bourneville, Fundación Vallée, manicomios, pediatría, reforma social
Neurosciences and History 2015;3(3):107-115