M. Marco Igual
Neurosciences and History 2024;12(2):61-76
Tipo de artículo: ORIGINAL
AUTOR
M. Marco Igual
Neurólogo. Hospital Universitario Parc Taulí, Sabadell.
RESUMEN
La medicina y la salud pública han sido utilizadas como medios de colaboración entre países enfrentados políticamente dentro de lo que se ha denominado la diplomacia blanda. Uno de los exponentes más claros dentro de esta forma de diplomacia es el de las vacunas, cuya máxima expresión tuvo lugar en la década de 1950 con la cooperación entre científicos de Estados Unidos y la Unión Soviética para erradicar la poliomielitis, tarea que fue liderada por la férrea voluntad de Albert Sabin y Mijail Chumakov. El proceso no estuvo exento de dificultades, pero el triunfo sobre esta grave enfermedad fue uno de los grandes hitos de la salud pública en el siglo XX, logrando salvar innumerables vidas y evitar las secuelas paralíticas que producía. Se analiza la figura de Chumakov y su relación con Sabin enmarcada dentro del desarrollo de la virología soviética, que ya había demostrado su potencial a finales de los años treinta con el descubrimiento de la encefalitis transmitida por garrapatas. Un segundo artículo se referirá a una vacuna nacida en la URSS por la misma época en que apareció la de la polio, cuyo objetivo era tratar la encefalomielitis aguda y la esclerosis múltiple. Esta segunda vacuna, que también fue evaluada por científicos occidentales, no alcanzó las expectativas planteadas por sus creadores.
PALABRAS CLAVE
Guerra Fría, diplomacia de las vacunas, Mijail Chumakov, Albert Sabin, vacuna oral de la poliomielitis, virología soviética
Neurosciences and History 2024;12(2): 61-76