I. IniestaNeurosciences and History 2016;4(2):51-60
Descripción
Tipo de artículo: ORIGINAL
AUTOR
I. Iniesta
Jefe del departamento de Neurología y Tutor de residentes de medicina interna. Complejo Hospitalario de la Región Central, Nueva Zelanda.
RESUMEN
Introducción. Tomas Tranströmer (Estocolmo, 1931-2015) es uno de los poetas más leídos en el mundo. En noviembre de 1990 perdió el habla y la fuerza en el lado derecho del cuerpo a consecuencia de un ictus, a pesar de lo cual siguió componiendo poesía y tocando el piano con la mano izquierda.
Desarrollo. Comparando su obra escrita antes y después del ictus observamos una radical disminución de la fluidez en el lenguaje, condicionada por una pérdida de la contigüidad o “eje sintagmático”, típicamente alterado en una afasia tipo Broca. Se produce una “disolución” –término jacksoniano contrario a evolución– hacia etapas previas o esenciales del lenguaje. Desaparecen los artículos, las preposiciones y la narrativa del discurso, pero se mantienen otras funciones relacionadas con lo que el lingüista ruso Jakobson denominó el “eje metafórico”, esto es, la capacidad para hallar similitudes y crear imágenes, típicamente alterada en una afasia fluente o tipo Wernicke. Una obra previamente concentrada, quedó reducida tras el ictus a una fórmula expresiva desprovista de gramática y telegráfica en estilo: el haiku. Su comunicación, a partir de entonces, estuvo apoyada en su mujer, Mónica, y en el piano.
Conclusiones. En 2011, Tranströmer recibió el premio Nobel de Literatura por sus “imágenes translúcidas, condensadas que nos abren un camino nuevo hacia la realidad”. Algunas de esas imágenes fueron creadas a raíz del ictus y a pesar de una severa afasia con agrafia. El presente artículo rinde homenaje al escritor, por su contribución (acaso no del todo involuntaria) a las humanidades médicas y a la neurología, abriendo nuevas vías de comunicación para el paciente afásico por medio de la música y de la poesía.